FORMACIÓN

En este sitio dejamos documentos y material para la Formación.  Cada Comunidad puede utilizar lo que crea conveniente según los temas que esté tratando.







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La serie "Teresa de Jesús", de Josefina Molina



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TVE emitió en 1973, para Estudio 1, “Teresa de Jesús”
Estudio 1 es el título de un programa dramático producido por Televisión Española, que comenzó a emitirse el 6 de octubre de 1965 y que consistía en la representación televisada de una obra de teatro.
Este programa emitió en 1973 “Teresa de Jesús”. Se trata de la obra de Eduardo Marquina (Barcelona 1879 – Nueva York 1946), basada en la vida de la religiosa y escritora castellana. En el reparto, entre otros, Carmen Bernardos, Carlos Ballesteros, Carlos Lemos, Manuel Dicenta, Carmen Rossi y Mercedes Sampietro.






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TERESA DE JESÚS...
con Aurora Bautista, José Bódalo, Alfredo Mayo...  para pasar una tarde de recreación.



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LA LITURGIA DE LAS HORAS
BASE ESPÍRITUAL
DE UN LAICO CARMELITA
P. Félix Escota, OCD



“VIVIR EN OBSEQUIO DE CRISTO”
La vida espiritual de un “laico carmelita” bebe de las mismas fuentes de las que brota la espiritualidad del Carmelo.
El “vivir en obsequio de Jesucristo”, esencia del Carmelo, está para él sostenido por dos columnas fundamentales, troncales que sostienen todo su edificio espiritual: la Eucaristía y la oración mental o vocal, y dentro de ella, la Liturgia de las Horas u Oficio Divino.
Son muchas las lecciones que sobre la Eucaristía y la Oración habéis tenido a lo largo de vuestra formación, no tantas sobre la Liturgia de las Horas. Por eso quisiera colaborar con vuestro crecimiento espiritual, presentándoos lo que ella significa dentro de vuestro crecimiento espiritual.


LA LITURGIA DE LAS HORAS
El “Oficio Divino” ha sido siempre “el cántico de alabanza que resuena eternamente en las moradas celestiales y que Jesucristo introdujo en este destierro, continuado por la Iglesia, con una variedad de formas” y que “viene a ser como un complemento necesario del acto perfecto de culto divino que es el sacrificio eucarístico, el cual se extiende así y se difunde a todos los momentos de la vida de los hombres”. (“Laudis canticum”)
Distribuida esa alabanza a lo largo de cada jornada, hacía de la vida del monje y del religioso, un vivir en alabanza a lo largo del día, en medio de los momentos del trabajo apostólico o manual. Así nació el nombre de esos distintos momentos: hora de Laúdes, hora de Tercia, hora de Sexta… etc.
Este canto de alabanza se hacía en la lengua utilizada por la Iglesia para su liturgia: el latín. De ahí la dificultad de quienes no conocían esta lengua. El libro para esta oración litúrgica se llamaba “Breviario”. Pensad ahora en tantísimas religiosas recitando durante años, desde el “Breviario”, una oración de la que nada entendían.
Con el Concilio Vaticano II entraron a formar parte en la Iglesia las lenguas “vernáculas”, las lenguas propias de cada país. Las traducciones a estas lenguas acercaron esta oración a religiosos y laicos. Vino después la gran renovación del Oficio Divino realizada por el Concilio con la Constitución “Laudis canticum”, con la que se promulga el Oficio Divino reformado, con el fin de “dar una respuesta a las exigencias específicas de personas de diverso orden y condición”. A partir de aquí el libro para esta oración comenzó a llamarse “Liturgia de las Horas”.

SANTIFICACIÓN DEL DÍA
“Consiguientemente, siendo propio de la Liturgia de las Horas la santificación del día y de todo el esfuerzo humano, se ha llevado a cabo su reforma procurando que en lo posible las Horas res-pondan de verdad al momento del día, y teniendo en cuenta al mismo tiempo las condiciones de la vida actual”.
Este trabajo ocupó a un grupo determinado de personas du-rante siete años, en un trabajo que realizaron con gran diligencia e interés, sirviéndose de la aportación de los doctos y expertos en materia litúrgica, teológica, espiritual y pastoral. Y luego de haber consultado al episcopado universal y a numerosos pastores de almas, a religiosos y laicos, el Consejo y el Sínodo de los Obispos aprobaron esta nueva estructura.

EL MANDATO DE ORAR Y LA LITURGIA DE LAS HORAS
Lo que Jesús puso por obra nos lo mandó también hacer a nosotros. Muchas veces dijo: “orad”, “pedid”, “en mi nombre”; incluso nos proporcionó una fórmula de plegaria y nos advirtió que la oración es necesaria, y que debe ser humilde, atenta, perseverante y confiada en la bondad del Padre, pura de in-tención y concorde con lo que Dios es.
La liturgia de las horas favoreció esa oración o “diálogo de amistad” con Dios a través de los cuatro elementos en que se fundamenta: la salmodia, los himnos, las lecturas y las oraciones. Muy bellamente lo expresa así la oración de Laudes del sábado de la segunda Semana: “Que, nuestra voz, Señor, nues-tro espíritu y toda nuestra vida sean una continua alabanza en tu honor; y, pues toda nuestra existencia es puro don de tu libe-ralidad, que también cada una de nuestras acciones te esté plenamente dedicada”.
A partir de esta reforma conciliar, se ha ido tomando conciencia de que la liturgia de las horas es, ante todo, oración. Hubo que superar una mentalidad rubricista y jurídica, ceremonial e individualista, que veía como oración canónica, es decir, como obligación personal, obligatoria e impuesta, lo que debía ser la oración comunitaria del cristiano.
Leyendo este gran documento conciliar podemos afirmar que la liturgia de las horas es “un coloquio entre Dios y el hombre”. A este diálogo con Dios tiende la liturgia de las horas por su propia naturaleza desde sus mismos orígenes, que no pueden ser otros que el momento en que Dios establece diálogo con el hombre y se concreta este diálogo en la alianza.

AFIRMACIONES DEL CONCILIO VATICANO II
El Concilio Vaticano II afirmó en la Constitución “Sacrosantum Concilium” que la liturgia pertenece a todo el cuerpo de la Iglesia, y por lo tanto no pude admitirse que se la apropien los sacerdotes, los obispos o la propia Santa Sede. La Iglesia es una comunidad de hermanos y la liturgia es celebración de esta comunidad. Dentro de ella todos los fieles tienen la mis-ma dignidad, pero no las mismas funciones eclesiales.
Así mismo, en esa misma Constitución se afirma que esta oración de la Iglesia es superior por su propia naturaleza a los actos de piedad personal. Con ello quiere indicar solamente que frente a la plegaria eclesial la oración personal es de naturaleza inferior, no que el cristiano pueda prescindir de la oración privada y limitar su vida de plegaria a la litúrgica.
Si bien la oración hecha en oculto y cerrada la puerta, que es necesaria y debe recomendarse siempre es muy necesaria, la que realizan los miembros de la Iglesia por medio de Cristo y en el Espíritu Santo, la oración comunitaria, encierra una especial dignidad, conforme a lo que el mismo Cristo manifestó: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
De ahí que el rezo de la Liturgia de las Horas será primor-dialmente una oración para hacerla en comunidad. Es importante que toda reunión de la comunidad se inicie con la recitación de una hora litúrgica. No obstante es importante su recitación en privado, siempre teniendo en cuenta que la oración que recitas te vincula con toda la Iglesia orante en el mundo.

FUNCIÓN SACERDOTAL Y ALABANZA CON LA COMUNIDAD DEL CIELO
La obra de la redención de los hombres y de la perfecta glorificación de Dios es realizada por Cristo cuando se celebra la Liturgia de las Horas. En ella, “Cristo está presente cuando la Iglesia suplica y canta salmos”.
La Iglesia desempeña esta función sacerdotal a través de este sacrificio de alabanza y canta asociándose al himno de ala-banza que perpetuamente resuena en las moradas celestiales. Porque la estrecha unión que se da entre nosotros y la Iglesia celestial se lleva a cabo cuando celebramos juntos, con fraterna alegría, la alabanza de la divina majestad y todos los redimidos por la sangre de Cristo de toda tribu, lengua, pueblo y nación, congregados en una misma Iglesia, ensalzamos con un mismo cántico de alabanza al Dios uno y trino.
La celebración de las Horas es una acción de la totalidad del cuerpo de Cristo, cabeza y miembros. Cristo ora en la Iglesia y con la Iglesia.

LA LITURGIA DE LAS HORAS: ORACIÓN Y CELEBRACIÓN
La Liturgia de las Horas es una oración, pero no es sólo eso. Es además una celebración, acción festiva que celebra el aconte-cimiento salvador de la pascua de Cristo. Esto comporta una serie de connotaciones y exigencias que escapan al concepto, puro y simple, de oración y que tiene elementos propios. La comunidad celebra este acontecimiento con gestos y palabras. Los gestos son de carácter simbólico y las palabras desvelan el sentido profundo de los mismos.
La Liturgia de las Horas, a diferencia de la sacramental, ape-nas si conlleva elementos gestuales, casi todo se reduce al elemento palabra, por ello habrá que cuidarlos mucho y darles la importancia que tienen, de lo contrario se corre el riesgo, casi insuperable, de caer en una forma de verbalismo. Esto se agrava en la celebración a nivel individual. Con ello, la realidad del oficio queda adulterada y su significación espiritual completamente diluida.
Para recuperar esta dimensión celebrativa sería necesario tener presente los aspectos siguientes:
1. La celebración de las horas es una acción.
En la celebración de la liturgia de las horas hay gestos, movimientos, posturas del cuerpo y desplazamientos procesionales de la asamblea que convendría resaltar: La postura de pie al hacer las lecturas; el hacerlo desde el ambón, donde lo hubiere; que el que preside ocupe un lugar de relieve, etc.
2. Respetar la diversidad de funciones y la diversidad de ministros.
La celebración debería ser como una sinfonía en la cual cada instrumento interviene a su tiempo. No tiene sentido el que uno asuma todas las funciones. Uno es el que preside, otro quien dirige el canto, otro el que anuncia la palabra, otro quien canta o recita el responsorio, etc. Cada celebración debería tener siempre un coordinador o responsa-ble de la celebración
3. Respetar la fisonomía de cada elemento.
Los salmos, himnos, lecturas, preces, etc. cada uno de estos elementos posee su peculiar fisonomía y ha de ser inter-pretado en atención a sus exigencias propias.
El himno no es una oración, es un canto y debería ser cantado. Los salmos exigen otra actitud espiritual y deberían ser cantados con una melodía más elemental, más sencilla que ayude a la contemplación. Cada salmo es diferente: hay salmos de alegría, de aclamación, de alabanza jubilosa. Hay otros salmos de angustia y de tristeza, de esperanza confiada, salmos narrativos. Por lo tanto exigirán diversos modos de realizarlos.
Otro dato a tener en cuenta son los momentos de silencio meditativo que se pueden intercalar en la celebración. Nunca demasiado largos.
Todo ello siempre con un sereno criterio de creatividad y adaptación.
Como conclusión de todo lo aquí expresado podríamos decir que “en la Liturgia de las Horas proclamamos nuestra fe, expresamos y nutrimos nuestra esperanza, y participamos en cierto modo del gozo de la perpetua ala-banza y del día que no conoce ocaso”.

ALGUNAS NORMAS ÚTILES Y CONCRETAS
Quiero finalizar dándoos unas normas para vuestro rezo de la Liturgia de las Horas en comunidad. Ya que no lo hacéis muchas veces, deberá tener una especial solemnidad, cuando lo hagáis, para bien de vuestra propia comunidad.
 El presidente
o Sería bueno tener siempre (a ser posible) alguien que presida y ocupe un lugar destacado en la oración.
o A él le corresponderá: Iniciar la celebración; hacer las oraciones “sálmicas”, si se hacen; iniciar las preces; introducir la oración del “Padre nuestro”; hacer la oración final y dar la bendición final. Se recomienda una breve reflexión a la lectura breve o al evangelio.
 El coordinador, animador o responsable
o Un hermano deberá ser siempre el que haga de coordinador, animador o responsable de lacelebración. A él le compete: Hacer una breve introducción a la oración indicando lo que se va a celebrar; señalar lo que se va a cantar; hacer alguna introducción breve a algunos salmos; indicar cómo se va a recitar (por coros alternos, pro-clamado por un lector, con aclamaciones intercaladas –cantadas o recitadas- entre las estrofas); si la asamblea dice la aclamación final del “Gloria” al finalizar el salmo; si el presidente hace la oración sálmica; indicar dónde se van a hacer los “momentos de silencio sagrado”, etc. Todo con naturalidad, sencillez.
 Lugares a ocupar:
o Todo aquel que proclame algún salmo o cántico, deberá hacerlo desde el ambón o desde el centro de la asamblea. Se señalará con tiempo al que lo tenga que hacer.
o La lectura breve se hará siempre desde el ambón. Esta lectura puede ser la que indique el “diurnal” o el evangelio del día.
 Posturas de la asamblea
o La comunidad permanecerá sentada durante la salmodia. Escuchará sentada la lectura breve.
o La comunidad estará de pie en las invocaciones introductorias, y desde la antífona del cántico evangélico hasta el final.
o La señal de la cruz sólo se hará en la invocación al principio de la hora, en la primera frase del canto evangélico y en la bendición final.
 Formas de recitar los salmos
o Los salmos se cantarán con una misma y sencilla melodía (para no distraer al orante) o se reci-tarán. La recitación no es sólo lectura.
o Se podrán recitar dos coros alternando las estrofas.
o Se podrán recitar por un solo salmista (A veces se podrá añadir en cada estrofa una aclamación cantada o recitada)
o La aclamación final del “Gloria” la hace sólo un coro o toda la asamblea, cuando el animador lo indique.

 Formas de recitar las preces
o En la Hora de Laudes se hacen invocaciones para “encomendar y consagras el día”. En la Hora de Vísperas se hacen intercesiones.
o Se puede recitar cada invocación o intercesión completa. La asamblea contesta con una invoca-ción. La aclamación será la que indique el diurnal. Para ello el que preside la celebración la dirá y la asamblea la repetirá. Si no lo hace se entiende que la invocación o intercesión se hace en dos partes.
o Se pueden añadir intenciones particulares. No muchas.
o La intercesión del diurnal por los difuntos será siempre la última.
 Conclusión de la oración final
Se hará la conclusión larga en las Horas de Laudes, Vísperas y Lecturas.
Se hará la conclusión breve en las Horas menores y en Completas.
En las Horas de Laudes y Vísperas no se dice “Oremos” antes de la oración final, pues se recita la oración después del padrenuestro. En las demás horas hay que decir siempre “Oremos” antes de la oración conclusiva.

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La oración da cada día vista desde la contemplación de los monjes cartujos.

UNA FORMA DE VIVIR : UNA VIDA ENTREGADA A DIOS EN EL SILENCIO

EL GRAN SILENCIO:
 LA PELÍCULA SOBRE LA VIDA EN LA CARTUJA



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